miércoles, 11 de septiembre de 2013

De vuelta.

Después de un verano repleto de trabajo, salidas con mis amigas, y vida de nuevo en familia, por lo que darme placer a mi misma quedaba un poco descartado (sí, admito que tampoco tuve las ganas suficientes como para hacerlo escondida en el baño), he vuelto a mi ciudad universitaria. He vuelto de nuevo a la vida del piso compartido, de los estudiantes (Erasmus también *-*) invadiendo las calles y los bares, a la libertad de llevar a casa a quien quiera y de hacer en mi cuarto lo que mis ovarios quieran porque nadie entrará sin tocar. Pero, aún a pesar de todo lo maravilloso de esto, me siento estancada. Mis follamigos ya se han ido y de repente me estoy encontrando sola en el amplio y vasto mundo de las relaciones sexuales. Y mis bolas chinas, mi vibrador y mi bala clitoriana no son consuelo suficiente. Pero tampoco me siento con energías suficientes como para salir de fiesta e intentar ligar con alguno que me llame la atención. Será porqué la mayoría de mis amigos con derechos me los presentaron o porqué delante de mis amigas me da cierto reparo ponerme a comerle la oreja a alguien. Esto se va convirtiendo en un extraño círculo del cual quiero salir o mejor dicho, necesito hacerlo, pero no sé, o mejor dicho no me siento con fuerzas suficientes, como para hacerlo. Mi Venus interior está ahora mismo odiándome.

1 comentario:

  1. Oye, que me ha llamado tu Venus interior y me ha dicho que ya te vale, bonita...XDD

    ResponderEliminar